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historia leñador, mente y meditación

Así es nuestra mente

Un leñador que trabajaba arduamente, era gran devoto de Siva a quien dedicaba oraciones y ofrendas a diario. Siva que escuchaba sus plegarias y sus peticiones, se puso en contacto con su devoto y decidió enviarle un genio con grandes poderes, poniéndolo al servicio del leñador, a condición de que en el momento en que éste dejase de solicitarle algún deseo, el genio podría arrebatarle la vida.

 El leñador contento por poseer a alguien a través del cual podría cumplir sus deseos que eran incontables, para nada tomó en cuenta esa amenaza; así que a partir del instante de la aparición del genio, comenzó a demandar de éste todo lo que se le iba ocurriendo. "Genio, quiero que me construyas una nueva y hermosa cabaña". A los pocos minutos, regesó el genio después de haber construido la cabaña, solicitando del leñador que era lo siguiente que su amo deseaba.

 El leñador envió de nuevo al genio diciéndole: "Quiero que ahora vayas al Norte de la India donde habita mi familia, le ayudes a recoger la cosecha y le construyas una gran casa". Hacia allá se dirigió el genio y por medio de sus grandes poderes, muy pronto finalizó el trabajo ordenado por su dueño. Al regresar, de forma inmediata pidió a su amo cual era su siguiente trabajo ya que de no ser así, tenía todo el derecho a terminar con su vida.

 El leñador, después de un tiempo de enviar al genio a que llevase a cabo sus órdenes y deseos:"genio haz esto..., "genio construye tal cosa...., "genio ara el campo" y así sucesivamente,  empezó a sentir peligrar su vida, ya que demandaba constantemente que le enviase a realizar nuevos mandatos.

 Después de enviar al genio a solventar varios problemas, el leñador aprovechó la ocasión para acercarse a un yogui que se encontraba en meditación a fin de explicarle su problema que comenzaba a ser grave.

 Después de escuchar con atención al leñador, el yogui le dijo:"Dile al genio que venga aquí". Así lo hizo, y al llegar el genio solicitó que era lo que tenía que hacer. "Dile,- comentó el yogui al leñador- que vaya al lugar más lejano y que traiga el árbol más grande y alto que encuentre". Al poco tiempo, se presenta el genio con un gran árbol, y exige del leñador que le indica que más tiene que hacer, puesto que si no recibe una orden inmediata, puede acabar con la vida de su señor.

 Dándose cuenta de la crítica situación, el yogui, dirigiéndose al leñador le dice: "Ordena al genio que plante aquí el árbol y ordénale asimismo que suba y que baje".

 Así lo hizo el leñador, y una vez que el genio había descendido del árbol, insiste en que más debe hacer. "Dile que suba, dile que baje, que suba y baje. Mantenlo así, de esta manera", señaló el yogui.

 Obedeciendo las sugerencias del yogui, el leñador mantuvo esta situación durante largo tiempo:"genio sube, genio baja, sube, baja...." hasta que el genio totalmente agotado y derrotado dirigiéndose al leñador, le dice: Señor, señor, si me dejas marchar yo te dejaré tranquilo y en paz".

 La historia ilustra con claridad, que nuestra mente está atiborrada de deseos que deseamos satisfacer, los cuales son como olas; en cuanto desaparece una, ya hay otra detrás que le sigue.

 Cuando deseamos paz y conocimiento de la mente, buscamos quien nos pueda orientar y dar la metodología y actitud para lograrlo, como en este caso es el yogui que nos muestra el camino.

 El subir y bajar en el árbol, representa la condición de la meditación, observando el ascenso y descenso de la respiración.

Si en ello se persiste, no le queda más remedio a nuestra mente que claudicar y dejar de agobiarnos, molestarnos y hacernos sufrir, disfrutando de esta manera del sosiego, la paz y bienestar que ansiamos. El Yoga y la meditación hacen que la mente se deleite en la felicidad.

 

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Comentarios 

3 comentarios para este mensaje

21 de Septiembre de 2010 20:45

NURIA

LA HISTORIA REFLEJA CON MUCHA CLARIDAD LA VELOCIDAD A LA QUE VA LA MENTE Y COMO NO NOS DEJA TRANQUILOS. MUCHAS GRACIAS (YO SEGUIRÉ INTENTANDOLO)

10 de Marzo de 2013 12:34

Ángeles

Gracias, Mádhana.

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