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Valora lo que haces
Es importante valorar lo que hacemos
Hay algo que me parece gratificante, estimulante y enriquecedor para el ser humano. Ello es la aceptación de uno mismo tal y como es y aprender a valorar lo que se realiza, dándole importancia a la actitud con la que llevamos a cabo las acciones: de esta manera tenemos asegurada la autoestima y la confianza en nosotros mismos.
En la India y en otros muchos países asiáticos es común transportar el agua en vasijas que van colgadas a los extremos de un palo.
Hermosa historia
En esta historia, un cargador de agua llevaba dos gandes vasijas las cuales colgaban a ambos lados de un palo que sostenía sobre sus hombros.
Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra estaba en perfectas condiciones y esto le permitía conservar toda el agua que transportaba hasta el final del camino, desde el arroyo hasta la casa de su dueño.
Cada vez que llegaba, la vasija agrietada contenía sólo la mitad del agua, y al no disponer de una nueva, la estuvo utilizando durante dos años. Sin embargo, la vasija perfecta, estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía agraciada ya que cumplía con los fines y propósitos para los que había sido creada.
La vasija agrietada por su parte se sentía avergonzada de su imperfección, puesto que sólo podía realizar la mitad de lo que consideraba era su deber.
Al cabo de dos años, la vasija agrietada le habló al aguador diciéndole:
Me siento avergonzada y quierto pedirte disculpas porque debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de mi carga y de esta manera obtienens la mitad del valor que deberías recibir.
El aguador conmovido por sus palabras le dijo amorosamente:
"Cuando regresemos a casa, quiero que observes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino".
La vasija, prestando atención al camino, contempló las muchas y variadas flores a las que se refería el aguador. A pesar de tanta belleza, la vasija agrietada seguía sintiéndose apenada ya que quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
El aguador, dándose cuenta de cual era su estado, compasivamente le habló:
"¿Te diste cuenta que las flores sólo crecen en tu lado del camino? ¿Lo has observado? Piensa que siempre he sabido de tus grietas y sin embargo sólo pienso en el lado positivo de ello.
Te voy a explicar lo que hice, conociendo cual era la situación. Sembré semillas de flores a lo largo de todo el camino por donde pasabas cada día y tú lo ibas regando. Debes saber que durante estos dos años he podido recoger esas flores para decorar el altar del templo. Si no fueras exactamente como eres, con tus virtudes y tus defectos, no habría sido posible crear esta belleza"
Todo lo que hacemos tiene un propósito en nuestra evolución lo sepamos o no y la alegría no está tanto en la queja constante sino en el quehacer de forma gozoso.
Hay un dicho que debemos tener en cuenta: "Quien no tiene alegría en sí mismo durante sus acciones, no la hallará ni en el cielo."