Virabhadrasana
Promoción 2017-2018 del curso de Formación de Profesores de Hatha Yoga.
Deseamos compartir con vosotros una preciosa contribución de parte de l@s alumn@s de la promoción 2017-2018 del curso de Formación de Profesores de Hatha Yoga.
Nuestros queridos alumnos han creado unas composiciones que nos acercan a las posturas de yoga desde distintos puntos de vista: pedagógico, histórico, mitológico..., y que nos permiten profundizar y zambullirnos en el maravilloso mundo de las asanas y de las raíces del yoga.
Una visión innovadora y original que nos brindará una nueva perspectiva sobre las posturas de nuestra práctica yóguica, con la tradición siempre presente.
Os invitamos a descubrir mediante sus palabras ese amor por el yoga que todos compartimos, además de ayudarnos a sentir las posturas de una manera inspiradora y creativa. Un emocionante viaje que dará una nueva luz a nuestra forma de vivir las asanas.
Las posturas de Virabhadrasana que relato a continuación son tres:
Se trata de tres posturas vigorizantes, que generan calor y activan la mente y el cuerpo.
Virabhadrasana I
En Virabhadrasana I, la columna adopta una postura de extensión, por lo que se fortalecen los extensores de la columna y se alarga y abre la parte frontal del torso. En Virabhadrasana I, se recomienda acortar un poco la distancia entre las piernas. La pierna de delante está flexionada a 90 grados y hay que evitar que la rodilla se vuelque. La pierna de atrás en esta postura está extendida, de modo que los flexores de la cadera están alargados, el pie mira a la esquina de la esterilla. Intentamos llevar el torso al frente. No abandonamos el muslo de la pierna extendida hacia el suelo. Los brazos pueden extenderse del todo hacia arriba y se alarga todo el tronco. Se trabaja el plexo solar y las emociones.
Virabhadrasana II
Virabhadrasana II es una asana que mejora los hábitos posturales y aporta resistencia, estabilidad y concentración. Esta postura ejercita los principales grupos de músculos y abre las caderas, pecho y los hombros, a la vez que fortalece las piernas, los brazos y la espalda. En Virabhadrasana II, la articulación de la rodilla de delante está flexionada a 90 grados, con la rodilla alineada con el tobillo apuntando hacia el segundo rayo del pie mientras que la pierna de detrás permanece extendida. El pie a unos 45-60 grados. Pero a diferencia de Virabhadrasana I, el torso no mira de frente, sino lateralmente. Los brazos se abren en cruz con las palmas de las manos hacia abajo, y los omóplatos descienden al contraerse ligeramente los músculos de la espalda. La cabeza gira mirando hacia el tercer rayo de la mano de delante.
Mucho se ha escrito sobre la rotación externa e interna de la pierna atrasada en el Guerrero I y II. En Guerrero I, la pierna posterior está extendida, y en cierto grado de aducción (en comparación con el Guerrero II, donde está extendida, pero en abducción). Pero, el grado de rotación dependerá, en cualquier caso, de la flexibilidad de las caderas de cada persona.
Virabhadrasana III
Virabhadrasana III está considerada como una postura de equilibrio. Esta asana requiere una gran resistencia por parte de los principales grupos de músculos. En esta postura se extienden los brazos por encima de la cabeza y se empieza a descender formando una línea desde el pie de la pierna elevada hasta las manos, contrayendo los abdominales para soportar el peso del cuerpo y proteger la zona lumbar. Las caderas están alieadas.
Historia
El origen de las posturas de Virabhadrasana, el Guerrero I, II y III, se relaciona con un antiguo poema mitológico sobre el dios Shiva, escrito por el poeta Kalidasa, en su gran obra Kumara Sambhava (El nacimiento del señor de la guerra), escrita sobre el 400 d.c.
La historia cuenta que el dios transformador y destructor Shiva, junto con su amada esposa, Sati, la forma humana de Adishakti o la energía de la Madre Primordial, vivían en la ciudad del placer, Bhoga, que el propio Shiva había creado. El padre de Sati, Daksha, nunca aprobó el matrimonio de su hija con un dios tan cercano al "caos" como Shiva. Un día Daksha organizó un sacrificio donde fueron invitados todos los dioses excepto su hija y su marido. Sati de cualquier forma se presentó en la ceremonia, pero Daksha la recibió con insultos, avergonzándola enfrente de todos. Humillada por su padre, Sati permaneció en silencio, e hizo una resolución interna para disolver todos los lazos familiares.
Sentándose en la tierra, Sati cayó en un trance meditativo que la llevó a viajar a lo profundo de su interior, donde empezó a aumentar su fuego interno hasta que su cuerpo estalló en llamas. Cuando las noticias de la muerte de Sati llegaron a Shiva, éste cayó en un lugar oscuro de tristeza e ira y arrancándose los cabellos, de sus trenzas surgió el más temible de los guereros: Virabhadra, cuya misión fue ir a la fiesta de Daksha y matarlo a él y a todos sus invitados.
Cuando Virabhadrasana llega a la ceremonia de Daksha, es cuando surge el primer aspecto de la postura del Guerrero, con los brazos extendidos hacia arriba con sus dos espadas empuñadas, saliendo de la tierra (Virabhadrasana I). Luego de su llegada, establece su blanco, su oponente, Daksha, y éste es su segundo aspecto (Virabhadrasana II). Moviéndose con sutileza, junta ambas espadas al frente de sí, cortando la cabeza de Daksha, éste es su tercer aspecto (Virabhadrasana III).
Shiva llega al lugar y encuentra el cuerpo sin cabeza de Daksha y en ese momento su ira se convierte en compasión, por lo que le coloca la cabeza de una cabra y lo regresa a la vida, pero llora la muerte de su esposa convertida en cenizas, a la que habría de reencontrar después en la forma de Parvati.
Inspiración Y Enseñanza
¿Cómo es posible que un acto de naturaleza tan cruel y vengativo sea inspirador de una postura de yoga y coherente con el principio de ahimsa?
Esta historia es simbólica, en ella, Shiva y Virabhadra representan el Ser luchando contra el Ego arrogante (representado por Daksha,), en nombre del amor y de corazón (representado en Sati). Así que en estas posturas no celebrarnos la violencia, sino que reconocemos a nuestro guerrero espiritual que todos los días lucha contra nuestro ego y avidya o ignorancia, que son la fuente de nuestro sufrimiento. El Guerrero actúa desde el corazón, con coraje. No se da por vencido, es valiente y fuerte. No tiene miedo, confía en sí mismo y es confiable. Actúa con integridad y con consciencia.
Igualmente, Virabhadrasana nos enseña a mantener el equilibrio y la estabilidad interna y externa en las condiciones más adversas, y a expresar nuestra fortaleza interna tanto en las posturas que practicamos, como a lo largo de nuestra vida.
Ver más en www.uratipaloma.com, www.muktiyoga.mx, www.vitonica.com.
Escrito por Mara Gomez Martinez
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