
Empecé practicando Hatha yoga en el centro Sivananda por cuestiones físicas y sin saber mucho dónde me metía pero continué porque encontré un instrumento realmente valioso para aplicar día a día. He viajado varias veces a India, donde seguí estudiando Hatha yoga y allí entré en contacto con el yoga Iyengar y sus cualidades terapéuticas a la hora de reajustar el cuerpo y de tratar dolencias, actualmente sigo asistiendo a clases e intensivos.
Después comencé la práctica del Asthanga yoga estudiando con Jose Carballal y descubrí la "meditación en movimiento", desde entonces me comprometí con esta práctica diaria, que sigue sorprendiéndome. He asistido a varios intensivos con Peter Samson y pretendo seguir formándome.
Hace dos años me surgió la posibilidad de dar clases y desde entonces encaro ésta tarea con ganas y sobre todo aprendiendo mucho de los alumnos. Como profesora de yoga estaría satisfecha si tan sólo transmitiera una parte de lo que esta disciplina me ha aportado a mí.
El yoga enseña a vivir, a conocerse mejor, a trabajar la consciencia física y mental y además es un instrumento valiosísimo para aprender a reajustar el cuerpo, a desintoxicarlo para paliar gran parte de los problemas físicos y mentales que el desarrollo de nuestros trabajos y de la vida en general nos va generando. Realineamos el cuerpo para que la mente funcione mejor, basándonos en la respiración y el movimiento consciente. Intento ajustar la práctica a cada persona según sus características físicas o mentales porque cada persona así lo requiere.
Por lo demás el yoga habla por sí solo, como decía Patthabi Jois - "practica y todo vendrá".