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El yoga es un fin en sí mismo con un gran poder transformación

Entrevista con Iliana (Prema)

Iliana de Santiago, también conocida como Prema, es profesora de Hatha yoga en Yoga Center Madrid. Sus clases están repletas de amor, de cariño y de dedicación, que hace que los alumnos floten en un ambiente de ternura y bhakti puro. Hoy os traemos una preciosa entrevista con ella. ¡Que la disfrutéis!

Pregunta.- ¿Cómo empezaste con el yoga?

Respuesta.- Lo conocí cuando tenía 21 años, en una época de descubrimiento y crecimiento personal bastante grande, ya que fue cuando salí del hogar familiar y me aventuré a vivir mi propia vida en otro lugar. Decidí volar hacia Tenerife y allí por casualidad empecé a acudir a clases de yoga en un espacio del ayuntamiento y, posteriormente, al interesarme tanto, busqué escuelas de yoga. En Tenerife encontré uno de ms primeros maestros, Ramón, que nos guiaba con cariño y delicadeza en este mundo de asanas, enseñanzas, lecturas de las escrituras yóguicas tradicionales y nos facilitaba enseñanzas a nivel más interno y personal que siempre recordaré y agradeceré. A partir de este encuentro con el yoga, comencé a incorporarlo en mi vida siendo una de las prácticas que he buscado y desarrollado en cada uno de los lugares donde he vivido. Me siento muy afortunada de haber podido conocer distintos estilos, profesores/as y maestros/as tan diversos. Acudir a clase y continuar aprendiendo día a día es una de las motivaciones en mi vida, por lo que sigo sintiéndome agradecida a mis profesoras y maestras/os actuales.

P.- ¿Qué estilos de yoga conoces?

R.- A lo largo de estos años he practicado generalmente Hatha, aunque también he estado practicando durante alguna temporada yoga Kundalini e Iyengar.

P.- ¿Cómo describirías el estilo de Hatha? ¿Qué es para ti el Hatha?

R.- Para mi Hatha es la raíz, la base. Permanecer en las posturas proporciona cada vez más beneficios que sientes con el paso del tiempo. Parar y permitirte a ti misma/o alcanzar un estado meditativo, en cada una de las asanas practicadas, con la firmeza y la fuerza necesaria. Hatha es unión, integración, del cuerpo, la respiración y la mente que te permite sentirte plena y extensa… Para mí el Hatha es todo eso, es la posibilidad de parar y de estar en movimiento, en contacto íntimo contigo misma y con cuyo máximo fin supone caminar hacia el autoconocimiento y el crecimiento personal.

P.- ¿Qué es para ti el yoga?

R.- Comencé por aprender yoga en la esterilla, con otros, sola, adentrándote en cada asana y en cada respiración y, después, con la espontaneidad propia de la vida, se fue integrando en otras áreas de mi vida. El yoga, por tanto, lo entiendo y lo vivo como un propio camino de vida. Como medio y fin en sí mismo cuenta con un gran poder transformación. El yoga me ha permitido mejorar la relación conmigo misma, entenderme más, tenerme “más paciencia” y día a día aprendiendo a respetarme más. Asimismo, integro el yoga en mi otra ocupación, el trabajo social y la intervención directa tanto con grupos de personas como de forma individual. Procuro trasladar las enseñanzas adquiridas en los talleres que imparto para tratar de acompañar a las personas con las que trabajo en el camino de quererse más, de abandonar la justificaciones y autoengaños, tratando de invitarles a disfrutar más, ser más respetuosos con los demás y con el mundo, procurando que la culpa y la auto exigencia exacerbada se vaya disipando. Asimismo, tengo el privilegio de dar clase en Yoga Center, por lo que me es posible transmitir lo aprendido y continuar la transmisión de conocimientos a otros.

P.- ¿Cómo llegaste a ser profesora de yoga?

R.- Hacía años que conversando con mi padre me animaba a formarme como profesora, me animaba a descubrir más, hasta que llegó un día que me regaló un curso en el lugar y en el momento que yo decidiera hacerlo. En una época en la que no encontraba mi rumbo, me encontraba bastante perdida de tanto cambiar de forma de vida y lugar, decidí volver a Madrid para parar y estar cerca de los míos. En esta época, pensé comenzar algo nuevo, quizá con la posibilidad de en un futuro cambiar de profesión, o unirlas, o simplemente disfrutar del regalo para dedicármelo a mi propio aprendizaje y profundización. Busqué escuelas y acudí personalmente para conocer y preguntar. Me decidí por Yoga Center y desde luego mereció la pena. Los dos cursos de formación y el posterior curso de yoga para niños/as que realicé supusieron una gran experiencia que me ha ayudado, en gran manera, a ser más feliz y consciente.

P.- ¿Qué es para ti ser profesora de yoga?

R.- Ser profesora de yoga para mí es todo un regalo y un privilegio. Dar y recibir, como cualquier intercambio humano, pero un intercambio cuya característica principal es que resulta siempre positivo. Es maravilloso participar en el aprendizaje, sin duda una de mis pasiones, y sobre todo me resulta muy reconfortante poder colaborar en que las alumnas y alumnos que acuden a clase salgan mejor de como llegaron antes de la clase. Además, ser profesora resulta ser un proceso de aprendizaje continuo apasionante. Se aprende de cada persona, de cada inhalación y las clases suponen la práctica en colectivo con la posibilidad de aprender de cada asana y cada cuerpo en movimiento.

P.- ¿Cuánto hay de preparación y cuánto de improvisación en tus clases?

R.- Generalmente preparo todas las clases con antelación. Las diseño dependiendo del nivel de la clase pero, en ocasiones, durante las clases modifico alguna asana o cambio determinada variante dependiendo del alumnado y la energía de la clase. Asimismo, en otras ocasiones, improviso cuando veo que la clase, diseñada con antelación, no está funcionando demasiado bien. Durante los relax suelo improvisar a partir de una idea en la que he trabajado durante el día, algo que he estado leyendo, o algún momento, vivencia o visión de la naturaleza que me inspira para crear un relato que trata de ayudar a entrar en Savasana, el relax.

P.- ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración para preparar tus clases?

R.- Especialmente las alumnas y alumnos que acuden a clase, su respiraciones, sus posturas que dicen mucho…, también los textos que he leído y que sigo releyendo. Los textos clásicos y aquellos otros textos actuales. Por supuesto una gran fuente de inspiración es mi propia experiencia en la esterilla, así como las clases de otras profesoras de la escuela y profesoras y profesores de los que he recibido intensivos y formaciones en el pasado. También una gran fuente de inspiración para las clases es la naturaleza, las palabras sabias de niños y ancianos, los encuentros con otras personas…

P.- ¿Qué deseas transmitir con tus clases?

R.- Lo que más me gustaría transmitir es que el yoga, como la vida, no es ninguna competición. Que no hace falta luchar tanto o intentar ir tan deprisa, que no es necesario controlarlo absolutamente todo, así como tratar de transmitir que no hace falta empujar, que la vida, como el yoga, es mucho mejor sin ningún tipo de violencia y que las personas no somos tan solo mente, sino que el cuerpo enseña y guía y la respiración forma parte del ser. Me gustaría transmitir que podemos relacionarnos con nosotras/os mismos de otra manera, con los demás y con el mundo. Pero, por supuesto, es algo que a mí misma me cuesta llevarlo a la práctica. Conocer nuestros límites y aquello que queremos modificar es el primer paso para realizar el cambio deseado. ¡La vida es cambio, permanente transformación! Mi objetivo es el crecimiento, cada uno hacia donde quiera y desee.

P.- ¿Qué es lo que más te enriquece con la enseñanza del yoga?

R.- En un primer momento, durante mis primeros meses de enseñanza, lo que más me enriquecía era ver los avances y el aprendizaje en asanas de las alumnas y alumnos. Últimamente lo que más me enriquece (no llevo mucho tiempo de profesora) es observar como las personas obtienen algún tipo de beneficio y saber que muchas personas se van mejor de cómo entraron e clase… Poder participar en que alguna persona se sienta mejor es un gran privilegio que respeto y valoro mucho.