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Reflexiones sobre el privilegio de Dios (2)
¿Construye el cerebro nuestras creencias?
Siguiendo con las reflexiones anteriores, debo decir que exceptuando posiblemente a los buscadores profundos de la Verdad inmutable, que no están adscritos a dogmas, ni se sienten en posesión de su verdad, sino inundados de una explosión cósmica y universal, que no es monopolio ni patrimonio suyo, y que entienden es el derecho de nacimiento de todos, independientemente de raza, credo o religión; ¿nos damos cuenta que los seres comunes con poco y ningún discernimiento, creamos un Dios similar a nuestra forma de pensar o a la construcción de un ideal muy ligado a la cultura en la que nos hemos educado?, ¿reparamos acaso, que las ideas que poseemos son el producto de creencias que nos han sido trasladadas a base de modelos de realidad preconcebidos y de acuerdo con ellos, configuramos una fe u otra en nuestra psique?
Muchos caminos hacia una sola verdad
Los musulmanes creen en Alá y su profeta Mahoma, los hindúes en Krishna, Rama, Siva o Vishnu, los cristianos en el Padre o Jesús y naturalmente que todas las religiones tienen su teología o filosofía de búsqueda y hablan de la existencia de un solo Dios, aún cuando la forma de referirse a El pueda cambiar. Sin embargo entre ellas se disputan la Verdad Universal, confundiendo los medios con el fin, creando conflicto, división, enemistad, disputas, ya bien sea dentro de sus propias fes o fuera de ellas. Quizás, muchos son los camino y una la verdad.
¿Podemos reflexionar al menos con cierto desapasionamiento, acerca de lo que significa la frase:"Creo en Dios" ? ¿No es esto una idea o concepto creados por nuestra mente?
¿Creación del pensamiento?
Cuando visitamos una iglesia y nos arrodillamos a rezar, en realidad estamos adorando o dirigiéndonos a algo que ha creado el pensamiento, lo cual significa de modo muy sutil, que nos estamos adorando a nosotros mismos en la forma de la idea o imagen que tenemos de Dios. Podrá parecer esto una afirmación atrevida cuando menos, pero es un hecho evidente.
El pensamiento crea el símbolo con todos los atributos de ese símbolo, sea este romántico, o lógico y sensato; habiendo creado el símbolo, nos aferramos a él, le profesamos amor y nos volvemos intolerantes hacia cualquier otra cosa.
Haciéndome eco de las palabras del gran pensador que fué Krishnamurti ...."Creamos entonces la barrera de "mi creencia" y "mi religión" en desacuerdo con "su creencia" y su "religión", sin considerar que tanto en un caso como otro, es la fabricación del pensamiento ...."
No existe el monopolio de Dios
Cuando un grupo de personas comulga con unas ideas o creencias, se configura algo así como "nuestra religión", formándose una conciencia colectiva con mayor o menor convicción grupal. Empiezan a colocarse etiquetas diversas, y resulta que sin darnos cuenta, Dios viene a ser un cúmulo de ideas, sin llegar nunca a su experiencia directa, trascendiendo la dimensión del pensamiento, tiempo y espacio.
Supongo que Dios no concede privilegios a unos cuantos, ni nadie puede arrogarse su posesión, ya que de ser así, habría que pedirles responsabilidades a aquellos que se consideran sus representantes en la tierra, por todo lo que aquí sucede.
Dios tiene que dejar de ser una idea, un pensamiento, una creencia, una etiqueta, una imposición para cuando menos transformarse en una experiencia directa en cualquier ser humano. ¿Acaso cuando amamos a alguien, necesitamos intermediarios para que amen o interpreten por nosotros? El amor, brota como el agua en una fuente y hace la tierra del corazón y el sentimiento fértil.
Descubriendo el misterio sin fronteras
El priivilegio de Dios, seguramente se hace patente en los que se sumergen en su propio interior y descubren el misterio de su propia dimensión sin fronteras. Y si no, que se lo pregunten a quienes lo buscaron, no en el cielo o en los templos y sí en su propio corazón: "San Juana de la Cruz, Santa Teresa, Ib Arabi, (místico sufí, nacido en Murcia (1165-1240) y todos los sabios de todas las tradiciones sin excepción." No sólo el agua de un lugar sacia la sed. Posiblemente, muchos son los caminos pero una sola la Verdad.
Que la rana sepa, que aparte de su pozo limitado, existe el océano de lo infinito.
Reflexiones sobre el privilegio de Dios (1)
Estoy seguro, que os preguntáis igual que yo, cuando analizamos y profundizamos sin prejuicios, de qué manera los seres humanos empleamos nuestras facultades intelectivas. La verdad, es que no creo que nos tomemos la molestia de hacerlo, puesto que estamos inmersos en la irracionalidad más animalística de luchas fratricidas en nombre de ideales que separan, guerras, disputas y caos permanente, tanto en nuestro propio interior como su reflejo externo que es la sociedad.
Conformándonos en convencernos de que la naturaleza humana es de esa manera y no hay nada que podamos hacer para transformarla y hacer de la tierra un paraíso, incapaces de encontrar en esta vida la perfección y dicha que buscamos denodadamente, trasladamos nuestros deseo de plenitud e inmortalidad hacia una supuesta existencia eterna, donde disfrutaremos de lo que llamamos Dios. quien aguarda como juez, pendiente de acogernos en su seno o bien rechazarnos - siendo lo más curioso de esta idea, que las razones para gozar de la eternidad o sufrirla, parece ser que sólo las conocen, aquellos que las pregonan y se ponen en el "lugar de Dios", explicando sus misterios, designios y legislando en su nombre -.
Si somos medianamente observadores, comprobaremos que la palabra Dios, es el vocablo más usado y sin duda el menos comprendido. Se utilizan todo tipo de razonamientos, conceptos y argumentos, sin que caigamos en la cuenta, de que el Dios del que los seres humanos hablamos, está hecho a imagen y semejanza de la proyección de nuestros deseos, pensamientos, conveniencias, temores, esperanzas, construcciones culturales y tantas concepciones más que se puedan imaginar; de lo que no hay duda, es que ese Dios, está aprisionado y confinado en la estrechez de nuestra individualidad.
Me inclino a pensar que en los límites de los patrones de pensamiento humano se reflejan aspectos en los que no puede tener cabida lo perenne y sin embargo, puede haber mecanismos para despertar y transmutar una "Energía", en estado latente. No entran aquí disquisiciones filosóficas, ni credos, ni verdades que tienden al reduccionismo. Posiblemente, la Conciencia sin Fronteras, de la que habla Ken Wilber.
Distintos dignatarios, jerarcas e iluminados de diversas iglesias en el mundo, creen tener el "privilegio de Dios", creyéndose sus representantes, como si tuvieran acceso a lo Divino, -¿y si la divinidad estuviera en todo -?, pensando ellos, en su cortedad mental, que tal Dios está de su lado, regulando así en su nombre, conductas, vidas, pensamientos, erigiéndose al mismo tiempo en conocedores de una dimensión Suprema y Eterna, que a todos aquí se nos escapa, y colocando a su Dios en el límite más absurdo del partidismo humano, sin reparar que si utilizamos el término Omnipresencia, su sentido o significado no es otro, que todo está impregnado de su presencia; toda la Creación y todo lo creado - y no meramente una mancha diminuta en el vasto océano espacial que llamamos tierra -. ¿Es que acaso Dios - supuestamente lo más ilimitado, tiene que estar limitado a un sinfín de creencias y situarlo en un lugar o ya bien en una iglesia, templo, mezquita o sinagoga?
Dios tan partidista El, ignorando el resto de su Creación, les concede el privilegio de ser sus elegidos, como un padre caprichoso, y deshereda tanto en esta vida como en el más allá a los que no son considerados sus súbdiitos o fieles.
¡ Me parece una absoluta irracionalidad, dentro del razonamiento sobre Dios, colocarlo de un lado u otro, de acuerdo con nuestro limitado, fanático, interpretativo y sectario entender!
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