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Filosofía Perenne, ilustrada con historia

Buscando respuestas

Todos buscamos la cesación del sufrimiento o lo que es lo mismo, el deseo de alcanzar eso tan extrañamente lejano . porque no aparece como queremos y cuando queremos - que denominamos felicidad.

 Indagamos, cuestionamos, probamos, pensamos, conceptualizamos desde distintos ámbitos del saber a fin de lograr respuestas.

 La cuestión está en darnos cuenta que en un plano finito no puede haber más que respuestas de la misma naturaleza.

 Deseamos experiencis perennes, no cambiantes o efímeras y así, tanto en Occidente como en Oriente se establece una búsqueda que de respuestas a nuestra existencia.

 Aldous Huxley (foto), Wilber, Grof, Tart y tantos otros forman parte de esa filosofía de vida.

Filosofía Perenne

 Dentro de la "filosofía perenne", término utilizado por Leibniz (1646-1716) filósofo y matemático alemán y posteriormente difundido por Aldous Huxley en su libro "La filosofía perenne", nos acerca a la experiencia de una conciencia sin fronteras, tal y como la define también Ken Wilber. donde se da a entender al igual que en los Upanisads de la India, un estado que rebasa la "·ignorancia" que nos hace identificarnos con los mecanismos de la conciencia individual de cuerpo y mente.

Enseñanza de grandes maestros mediante historias

 Hay una hermosa historia vedántica que he escuchado en múltiples ocasiones y que también he leído en versiones distintas. Así por ejemplo, Suami Vishnudevananda, magnífico narrador de historias solía contarla con gran detalle.

 Heinrich Zimmer, reconocido indólogo, en "Filosofías de la India", la expresa de otra manera y Suami Vivekananda (foto) en una de sus charlas, recogida en sus obras, la cuenta de manera amena para dar a entender desde el punto de vista de la filosofía Vedanta, que nuestra Realidad infinita, reside en nuestro interior cuando dejamos de identificarnos con el ego y experimentamos el Atman o lo Supremo.

 

 

Historia vedántica

 Los leones solían bajar al valle buscando alimentarse de los rebaños de ovejas que solían pastar por la zona. Los pastores, cansados ya de que sus ovejas fueran atacadas, decidieron apostarse detrás de unos árboles, esperando defenderse en cuanto cualquier león apareciese por el lugar.

 Un buen día, una leona encinta apareció dispuesta a dar buena cuenta de las ovejas, y al ver el peligro que éstas corrían, los pastores cargaron sus escopetas e hirieron de muerte a la leona, quien en los estorteros de la muerte dió a luz a un cachorro.

 El cachorro, permaneció durante un tiempo cerca del cuerpo de su madre, ya sin vida, ¥ al cabo de un tiempo comenzó a sentir hambre. Desorientado, empezó a corretear y sin darse cuenta se introdujo entre el rebaño de ovejas, siendo amamantado por éstas.

 El tiempo fué transcurriendo y el cachorro iba creciendo y formando parte de la familia de las ovejas, participando de sus costumbres y hablando su propio lenguaje, - balando continuamente - .

 Pasado cierto tiempo, un nuevo león apareció en la escena dispuesto a alimentarse, y cual no sería su asombro al ver como en medio del rebaño se encontraba un león.

 Acercándose siglisomente, trató de sujetar al pequeño león mientras las ovejas huían en desbandada. El cachorro ya crecido empezó a balar desesperadamente, dándole a entender al rey de la selva que le soltase y le dejase ir con su familia, las ovejas.

 El poderoso león trataba de hacerle entender al cachorro, que su verdadera naturaleza era otra, que no era una oveja, que su lenguaje no era el balar sino el rugir.

 Tan asustado estaba el cachorro e incapaz de entender lo que el león intentaba hacerle ver, que éste, lo arrastró hasta las orillas de un lago en calma diciéndole:

"Mírame a mi, mírate a ti, ¿no te das cuenta que somos lo mismo? ¿no te das cuenta que no eres una oveja sino un león? ¿No te das cuenta que tu naturaleza real o verdadera es otra distinta a aquella con la que te identificas?

 El cachorro, contemplándose detenidamente se dió cuenta cual era su verdadera realidad y comenzó a rugir poderosamente como el león que era, dejando de balar como lo que creía ser.

 Así también nosotros nos identificamos con la ilusoria realidad del cuerpo y la mente, pero cuando el guru (el león), nos lleva en dirección a la meditación (mente-lago en calma), descubrimos que nuestra naturaleza esencial es infinita, dejando atrás (igual que el cachorro), la falsa identificación con una realidad que creemos ser, y que se desvanece cuando experimentamos la Conciencia sin fronteras, más allá de la realidad constituida por nuestros mecanismos de cuerpo-mente.

 Como solía decir Ramesh Balsekar (foto): TODO ES CONCIENCIA.

 

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